Presidente
del CIAPR pide acción en el RUM
Por: Oficina de la presidencia, CIAPR
POR MEDIO de una carta abierta al presidente
de la Universidad de Puerto Rico, Lcdo.
Antonio García Padilla, publicada en los principales medios de prensa
escrita del país, el presidente del CIAPR, Ing. Iván Nicolau Nin, hizo público
sus argumentos en contra de algunas acciones que se vienen tomando en la
Escuela de Ingeniería y Agrimensura del Recinto Universitario de Mayagüez
(RUM). El presidente del CIAPR alertó
sobre la inestabilidad institucional que la industria esta percibiendo dentro
del RUM, muy especialmente sobre los errores que se están cometiendo contra la
ley que regula y reglamenta la práctica responsable de la ingeniería en Puerto
Rico. Según señaló en su carta el Ing.
Iván Nicolau, luego de varios intentos infructuosos para reunirse con el
licenciado García y al no quedarle otro recurso, decidió adelantarle
públicamente unos elementos de vital importancia a los fines de comenzar a
detener la falta de visión por parte de la academia ante las realidades y
necesidades del Colegio desde la perspectiva de la práctica profesional responsable.
Asimismo,
le invita una vez más a reunirse con æ1 para ampliar y compartir personalmente
con el propósito de apoyar la gestión docente y recabar su apoyo en las
necesidades que impone la industria. Como primer punto mencionó el qtatus quo
que existe en el RUM-UPR, que ha acrecentado varios problemas que se vienen
arrastrando desde hace tiempo. La falta
de la autoridad prospectiva de un Rector nombrado en propiedad durante un
periodo prolongado, Según el Ing. Iván Nicolau, se ha prestado para la creación
de grupos en pugna por acomodar candidatos y repartir posiciones. “Toda esta situación está afectando las
relaciones entre los profesores y los departamentos, creando una inestabilidad
institucional donde los más afectados dentro de toda esta situación son los
estudiantes y su futuro ingreso a la vida profesional.”
“La
Escuela de Ingeniería no es la excepción y para complicar esta situación más,
se están efectuando cambios a los currículos fundamentales de las profesiones
de ingeniería y agrimensura sin considerar la dirección que llevan las
profesiones. En otras palabras, la academia
marcha en una dirección y las profesiones en otra.”
A
modo de ejemplo, presentó los siguientes datos: a estudiantes con bachilleratos
en física, química o matemáticas se les permite entrar a la facultad de
ingeniería para cursar grados de maestría en ingeniería estructural, ingeniería
química y otras, sin cumplir con el requisito fundamental y establecido por ley
de haber completado un bachillerato en ingeniería. Explica que dicha situación causa que estos estudiantes
erróneamente entiendan que su grado de maestría es convalidable para tomar la
reválida. Como resultado al solicitar
el examen y denegárseles se dan cuenta que han sido engañados por la Academia,
pero en vez de reclamarle a ellos, quienes son los que han causado el problema,
enfilan sus quejas contra el Colegio y le tildan de elitistas e
intransigentes. También, señaló que la
Junta Examinadora de Ingenieros y Agrimensores de Puerto Rico, adscrita al
Departamento de Estado, nunca podría aceptar que a un graduado que no haya
completado los requisitos mínimos que exige la ley para colegiarlo practique
como ingeniero. Es como dar licencia de
abogado de corporaciones a un graduado de-contabilidad que la escuela de
derecho lo acepta en el programa de Maestría en Derecho Mercantil. El segundo cuestionamiento
que refiere en su carta al Presidente de la UPR menciona a manera de ejemplo,
que en el 1981 el Recinto Universitario de Mayagüez, sin consultar a los
profesionales que de una forma u otra utilizan, regulan o reglamentan la
profesión, creó el grado de Ingeniero en Computadoras a nivel de
bachillerato. A esa fecha, no existía
el examen de reválida de ingeniería en computadoras. Para tener una idea de los resultados combinados al día de hoy de
esa decisión, no será hasta abril de 2002, veintiún años después, que los
organismos reguladores y acreditadores dentro y fuera de la Isla, ofrecerán
dicho examen. El Ing. Iván Nicolau
añadió: “con sus acciones, todos estos años la Academia le creó muchos
problemas a estos graduados y eventual profesionales, teniendo el Colegio de
Ingenieros y Agrimensores que darse a la tarea de solucionar el mismo, creando
dentro de sí, un Instituto de
Ingenieros de Computadoras. Esto
permitió a los egresados de dicho programa a tomar el examen fundamental para
convertirlos en ingenieros en
entrenamiento. Si luego éstos querían
aspirar a ser licenciados (al presente hay 35), tenían que estudiar ingeniería
eléctrica y revalidar como tal. Lo irónico de esto es que se licencian en una
especialidad, se instituyen en otra y su práctica no necesariamente coincide
con su acreditación.”
“Otro
problema mayúsculo es el separar las ramas fundamentales de la ingeniería desde
sus comienzos. Ejemplo de esto, es
el. reciente recomendación de
fraccionar ingeniería eléctrica en cuatro ingenierías en vez de lograr este
objetivo en la escuela, graduada. Es
importante señalar que como el médico y el abogado, la ingeniería es un
profesión que eventualmente su profesionales se especializan. Si desde el primer año del curricula se
especializa et una de estas subespecialidades, e conocimiento amplio y
fundamental de la., otras ingenierías no se cumple, menos aún el de su misma
especialidad. Esto crea, lagunas que
luego se reflejan en la baja, pasantía de los exámenes de reválida, cuyo
primera parte es precisamente la parte fundamental. Como nota ilustrativa, uno de cada cinco egresados del RUM que
tomó el examen fundamental de ingeniería lo pasa, mientras que en Estados
Unidos son tres de cada cinco; un 20% versus un 60%.”
Por
último, el presidente del CIAPR señaló que es insólito que los profesores que
enseñan análisis, diseño y dan cursos de campo de ingeniería y agrimensura, no
se les requiera que sean licenciados.
“La razón es básica, la única forma de que un profesor pueda hilar un
problema de ingeniería de la teoría a la práctica es mediante vivencias de una
situación aplicada. A diferencia de
otras escuelas profesionales, esto no se repite. De igual forma, quien enseña odontología es un dentista
licenciado y el que enseña la medicina, es médico licenciado. Por qué si nuestras profesiones impactan
toda la sociedad en igual o mayor grado que estas profesiones, no se nos trata
igual por la Academia?”
“La
seguridad y la vida de los hombres y mujeres que habitamos este querido terruño
depende en gran parte de los conocimientos adquiridos en la academia y
aplicados en el desarrollo de nuestros profesionales. Las reglas del juego en esta sociedad, las dicta el mercado, no
la Academia. Estoy seguro que cuando
pronto nos reunamos, va a coincidir conmigo ya que usted es un profesional
preparado por la Academia y desarrollado por el mercado. Señor Presidente ... así es que debe ser.”
Al
momento del cierre de esta edición de Tecnomundo el presidente del CIAPR, Ing.
Iván Nicolau Nin no ha recibido ninguna respuesta concreta del Lcdo. Antonio García Padilla.
From
Tecnomundo, February, 2002